Si tenemos en cuenta que la familia no está capacitada profesionalmente para enfrentar una situación de crisis como lo es la que ocasiona un secuestro, y la resolución del mismo debe dejarse en manos de profesionales serios y experimentados, ya que lo grave de la situación no lo admite de otra manera, para solucionar exitosamente el conflicto planteado, no menos cierto es que la misma puede colaborar eficientemente, en tan traumática tarea.
Entonces, que mejor que imitar, emulando el trabajo de los expertos, para constituir un comité de crisis familiar paralelo al de los actuantes, al igual que podríamos decir, salvando las distancias, se implementa en Inglaterra, un gabinete fantasma, formado por el partido no gobernante, no para competir con el gabinete oficial, sino para aportarle soluciones, mediante la utilización de su propia creatividad, basada no solo en la posible experiencia y conocimientos, sino también en el instinto de supervivencia, que es tan importante y caro a los pueblos, como a los individuos y familias que lo componen.
Este comité de crisis familiar tendría por función principal la de sublimar la ansiedad, angustia, desequilibrio y deseos de venganza de los parientes del secuestrado, poniendo en ellos un tanto de tranquilidad durante la crisis, al canalizar mediante esta actividad programada, todas sus energías, que serian puestas al servicio y colaboración en forma positiva, sin interferencias, a favor de los profesionales que actúan, y en definitiva en beneficio mutuo, en la búsqueda de una resolución rápida y feliz, tendiente a obtener la liberación del cautivo.
Una conformación práctica de dicho comité, sin perjuicio de que pueda tener otras, sería la de constituirse con un presidente y varios vocales, designando a cargo de la presidencia al miembro familiar adulto con mayor conocimiento y experiencia en el tema, si lo hubiere en el seno de ella, o bien en su defecto con el adulto de mayor edad en condiciones de tomar resoluciones, luego de haber consultado la opinión de todos, para funcionar como vocero y representante de ellos, ante los profesionales intervinientes, dándoles así las garantías suficientes de su apoyo en el desarrollo de las medidas adoptadas o a llevar a cabo, tendientes a la resolución del conflicto.
El presidente del comité familiar, tendría la función, de receptar y coordinar todas las iniciativas de los demás miembros del entorno, y consultar en el caso de existir entre ellos, con los médicos, psicólogos, mediadores, abogados, u otros especialistas si los hubiere, llegado el caso, para tomar una decisión, ya sea en materia de negociación o de respuesta táctica, que permitiría acompañar con mayor firmeza, la decisión en ese sentido, que en última instancia resolviera poner en práctica el director operativo de los profesionales intervinientes. Tener en cuenta que, el presidente del comité, nunca debe ser el elegido o designado como negociador por la familia, con los secuestradores de la victima.
Los vocales del comité familiar, serian aquellos miembros más íntimos y directos del secuestrado, que convocados en forma permanente, aportarían todos sus conocimientos e iniciativas que considerasen de utilidad para asesorar al presidente del comité y al negociador de la familia, y en consecuencia a los expertos operativos destacados para el rescate con éxito del secuestrado.
Antes y después del secuestro
Hasta ahora hemos visto como se puede conformar un Comité de Crisis Familiar que podría actuar durante el desarrollo del secuestro, pero es necesario, habiendo tomado plena conciencia de la responsabilidad de llevarlo a la práctica en caso de crisis, que el mismo debería proyectarse y organizarse con anterioridad a un hipotético caso de conflicto, para diseñar un programa antisecuestro, que se llevaría a cabo, antes y después del secuestro.
Un programa familiar antisecuestro implica entonces, la toma de conciencia por parte de los hipotéticos actores como futuras víctimas, la creación de un sistema de autodefensa, cuyos contenidos abarquen desde la prevención hasta la resolución del conflicto, y el restablecimiento de las cosas al estado anterior con la consiguiente actividad y tratamiento de recuperación fisica y psíquica del secuestrado, amén de la correspondiente a todos aquellos de su espectro familiar que intervinieron directamente afectados por el hecho, ya que las secuelas y traumas que deja el mismo, está harto comprobado, pervivirán en el tiempo, y de no ser encaradas con la terapia postrauma adecuada, convertirán en un desequilibrio constante la tranquilidad familiar, en el mejor de los casos, cuando no la destruirán directamente.
Las medidas preventivas que deberán consignar en dicho programa antisecuestro serán a titulo enunciativo, con la clara intención de ir actualizándolas permanentemente, y entre otras deberán comprender todo lo atinente a la capacitación y entrenamiento para la defensa personal y familiar en la vivienda, en la calle, en el colegio, en el trabajo, en el club o country, en el automóvil, en los viajes, y en general en todos los lugares públicos o de acceso público. Adquisición de conocimientos legales en materia de legitima defensa y legislación de armas, utilización de armas impropias –todo elemento, técnica o deporte que puede aumentar la capacidad ofensiva o defensiva del hombre-, armas propias –armas de fuego-, conducción evasiva, técnicas de lenguaje corporal y programa neurolinguístico – PNL -, negociación para la liberación de rehenes o cautivos–que no es lo mismo que mediación judicial o extrajudicial-, técnicas y métodos antisecuestros.
Es imprescindible como prevención utilizar todos los medios de que se dispone, ya sean tecnológicos como artesanales, es decir, tanto se cuente con algún sistema de comunicaciones celular o fijo, ideando un sistema de control, chequeo, verificación y localización permanente entre todos aquellos que estén afectados a la red del programa.
El presidente del comité de crisis, será el responsable de fiscalizar el cumplimiento del mismo. La inobservancia del programa por parte de alguno de los miembros deberá ser objeto de revisión y análisis de manera tal de corregir y subsanar de inmediato la situación que puede poner en peligro el éxito del mismo en caso de crisis.
Las medidas operativas consistirán, como hemos visto al comienzo, en la constitución del Comité de Crisis Familiar, para colaborar con los expertos destacados en la resolución del conflicto ya sea por medio de la negociación o a través de la aprobación a la respuesta táctica resuelta como indicada por haber declinado las tratativas o por la aparición de signos de incremento de violencia, deshumanización, o falta de prueba de vida, durante el secuestro y hasta la efectiva liberación del cautivo, a cargo de los profesionales.
Para concluir el programa antisecuestro deberá prever las medidas de tratamiento y terapia postrauma psicofisica correspondientes a los involucrados como victimas, tanto al propio secuestrado como a su familia directamente afectada, diseñada previamente por los especialistas a cargo del desarrollo del mismo tratamiento, que deberían ser elegidos con anterioridad.
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de Jorge Leonardo Frank.